lunes, 8 de junio de 2009

PSICOLOGÍA DEL DEPORTE



Una herramienta para lograr la motivacion del deportista, todo lo que podemos alcanzar...las deciciones correctas, la confianza en ti mismo, el poder de ls afirmaciones;SI PUEDO, SI ES POSIBLE, SI GANARE...

Motivacion Personal



El dolor...el sufrimiento...todo ello es parte del entrenamiento... y nunca, nunca hay que abandonar por una simple rutura...un simple esguince...o un simple susto...

"NO BUSQUES TUS LIMITES...PORQUE NO LOS TIENES"
"samuOtoledo"

Motivación en la Actividad Física y Deportiva

ASPECTOS CONCEPTUALES



El desarrollo conceptual en este campo ha transcurrido paralelo al cambio de orientación respecto al objeto de estudio, desde un interés centrado inicialmente en el deportista y su motivación, hacia un planteamiento ecológicamente válido, centrado en la actividad que el sujeto desarrolla, ampliándose por lo tanto el número de elementos a tener en cuenta en su estudio y aplicación (público, entrenadores, compañeros de equipo y contrarios, árbitros, normativa, instalaciones, etc.).

Ha permanecido constante el interés por el estudio de los motivos que inducen a las personas a iniciarse en la práctica físico-deportiva, a finalizarla, o a cambiar de actividad. Pese a que en ocasiones se ha producido una cierta confusión entre éstos y los propios procesos motivacionales (Cantón, 1999), se han podido establecer algunas conclusiones de alcance, sobretodo para orientar las intervenciones preventivas o paliativas enfocadas a la mejora de la motivación. Aunque las investigaciones utilizan variadas metodologías o sistemas de clasificación y recogida de información de grupos muy diferentes (por ejemplo, aficionados a un deporte por motivos recreativos y deportistas de élite), de su conjunto cabe extraer algunas conclusiones generales (Bakker, Whiting y van der Brug, 1993):

1. En la base de una práctica deportiva determinada puede haber muy diferentes motivos, si bien existen motivos relativamente específicos de alguna actividad, por ejemplo, el placer intrínseco de nadar.
2. La diversión y el placer aparecen como dos de los más importantes motivos. El motivo de afiliación y el deseo de logro y de excelencia aparecen también en muchas investigaciones. Los motivos de salud y la necesidad de compensar las cargas del estudio y el trabajo juegan asimismo un cierto papel.
3. La participación en el deporte parece tener un destacado valor intrínseco.
4. Además de los motivos específicos, los restantes son atribuibles en parte a la necesidad básica de demostrar competencia.
5. Las diferencias entre los deportistas y los no-deportistas en cuanto a los motivos para participar en el deporte parecen ser pequeñas, aunque el motivo de logro destaca en los primeros.
6. A menudo intervienen también motivos antagónicos de cuya relación va a depender la fuerza de la motivación en un momento determinado.


En conjunto, en los trabajos publicados encontramos cierta tendencia a la integración de perspectivas teóricas y metodológicas y una propensión, igualmente clara, a analizar estos procesos en su interrelación con los restantes procesos psicológicos básicos y particularmente los de naturaleza cognitiva (Mayor y Cantón, 1995b). Por otra parte, la consideración interaccionista, global y multifacética del comportamiento humano, ha llevado a proponer a la acción como unidad de análisis y a la actividad como objeto de estudio de la psicología frente a cualquier reduccionismo conductual o fisiológico (Garrido, 1996). En un plano formal, hay que añadir el recurso a modelos explicativos enfocados como "programas de investigación" (Lakatos), que evitan la rigidez introducida por los modelos explicativos basados en la idea de la supervivencia del paradigma más fuerte y la desaparición de los restantes, y que suponen la convivencia durante tiempo entre distintos marcos teóricos. Por contra, parece posible establecer relaciones entre las distintas aportaciones conceptuales de manera complementaria e incluso integrables en un marco teórico explicativo común (Cantón, 1999).
Como ocurre en otras parcelas de la psicología, las orientaciones cognitivas sobresalen entre la diversidad de enfoques teóricos, hasta tal punto que es frecuente hablar de los procesos "cognitivo-motivacionales y afectivos" que intervienen en la conducta. Así pues, el cambio fundamental puede concretarse en la progresiva sustitución de los enfoques mecanicistas, que habían reducido el sujeto psicológico a mero receptor de la estimulación y respondiente ante la misma, por las distintas teorías cognitivas, las cuales suponen un sujeto activo cuya acción se inicia obedeciendo, primordialmente, a la interpretación subjetiva del contexto de logro.


Las numerosas líneas teóricas desarrolladas en el ámbito de la actividad física y el deporte, se concretan en una serie de teorías y modelos, habitualmente provenientes de otras áreas de aplicación, que pueden establecerse en las siguientes:


1. Teorías de la necesidad de logro (Atkinson, 1974; McClelland, 1961).
2. Teorías de la ansiedad de prueba (Mandler y Sarason, 1952).
3. Teorías de la expectativa de reforzamiento (Crandall, 1963).
4. Teorías de la atribución (Weiner, 1986).
5. Teorías de la auto-eficacia (Bandura, 1977).
6. Teorías de la competencia percibida (Harter, 1981).
7. Teorías de orientación de meta de logro (Duda, 1993).
8. Teorías de motivación intrínseca (Deci y Ryan, 1985)
9. Teorías de planificación de objetivos (Locke y Latham, 1990)



De todas ellas, por su relevancia teórica y volumen de investigación generado, podemos destacar las orientaciones derivadas de la motivación de logro y las centradas en la relación entre el arousal, la ansiedad y la ejecución. Asimismo, en estos últimos años han ido cobrando importancia los trabajos que parten de las perspectivas de meta como eje explicativo, integrando contenidos derivados de las teorías de la autoeficacia, las expectativas, las orientaciones de meta y la perspectiva de logro (Martín-Albo, 1999).


El análisis de las principales orientaciones teóricas permite comprobar que en la psicología de la actividad física y el deporte prevalece, asimismo, un enfoque interactivo de la motivación y emoción. En este sentido, Weinberg y Gould (1995) establecen una serie de implicaciones: 1º Tanto las situaciones como los rasgos de personalidad son factores que motivan a las personas. 2º Las personas tienen múltiples motivos para implicarse en una actividad física o deportiva; estos motivos a veces se complementan y otras pueden entrar en conflicto. 3º Para aumentar la motivación ha de cambiarse el entorno de modo que se ajuste a las necesidades de los participantes. 4º Los líderes influencian la motivación, tanto por vías directas como indirectas. 5º Las técnicas de modificación de conducta son útiles para cambiar los motivos no deseados y fortalecer los positivos.


En relación con los procesos emocionales, se han desarrollados trabajos centrados en aspectos muy concretos de los mismos, habitualmente empleando micromodelos y sin abordar de manera conjunta todos los factores implicados. Entre los tópicos más estudiados encontramos los relacionados con el estado emocional perturbador del rendimiento deportivo más ampliamente reconocido, el de ansiedad, y los procesos de estrés relacionados, así como las aportaciones dirigidas a determinar los perfiles emocionales adecuados para un buen rendimiento deportivo, mediante la aplicación del cuestionario de estados de ánimo –P.O.M.S.- (McNair, Lorr y Droppleman, 1971). Asimismo, por ciertas características que comporta la actividad físico-deportiva, como la exigencia de un elevado esfuerzo o la búsqueda de un resultado en competición con otros, ésta es un marco idóneo para la expresión de los componentes clásicos de las emociones: las vivencias emocionales (alegría, miedo, ira,...), el comportamiento emocional (agresión, abrazo a un compañero, simulación de una lesión,...) y las modificaciones fisiológicas (ritmo cardíaco, tensión muscular, actividad psicogalvánica de la piel,...).
En los últimos años, la investigación ha tenido como objetivo principal profundizar en temas como (Mayor y Cantón, 1995b): (a) los sentimientos desplegados con mayor frecuencia en el ámbito deportivo: el miedo al éxito y al fracaso, a lesionarse, al dolor y al ridículo social, entre otros procesos emocionales que como el orgullo, la tristeza o la alegría que influyen también, a veces decisivamente, en la motivación individual; (b) la agresividad en el deporte, que ofrece un marco natural de estudio accesible a la observación, sin demasiadas dificultades ni condicionamientos éticos; (c) el papel de las principales dimensiones emocionales (intensidad, tensión ante la incertidumbre de los resultados, el tono placentero o desagradable, o la complejidad situacional) y sus efectos sobre la acción y las vivencias en la práctica deportiva; y (d) los motivos que llevan a participar en deportes de riesgo (escalada, submarinismo, parapente, etc.), relacionado con la búsqueda de sensaciones y la experimentación de determinadas emociones, sin olvidar otros factores como la anticipación cognitiva o la flexibilización de la atención, la demostración de competencia, y el experimentar sentimientos de auto-confianza, o de control ante las reacciones de estrés.